NOS SERENAMOS
¡Buenos días a todos!
EN EL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPIRITU SANTO. AMÉN.
Lucas era un niño muy curioso y siempre quería ayudar a los demás. Un día, mientras caminaba hacia la escuela, vio a una ancianita que intentaba cruzar la calle con muchas bolsas. No dudó y corrió a ayudarla. La mujer le sonrió y le dijo: “Gracias, hijo, Dios te bendiga”.
Al llegar a la escuela, el profe leyó el Evangelio de San Juan y a Lucas se le quedó la frase de “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6). Lucas pensó en la ancianita: ayudarla fue seguir el camino de Jesús. Entendió que no se trata solo de ir por un sendero, sino de vivir con amor, verdad y alegría, cuidando a los demás como Jesús y San Vicente de Paúl nos enseñan.
Desde aquel día, Lucas decidió que cada acción buena, por pequeña que fuera, lo acercaba al corazón de Jesús y encendía en él la llama de la esperanza y la caridad, igual que lo hacía San Faustino, ayudando a quienes más lo necesitaban.
“Gracias, Jesús, porque Tú eres mi camino,
me enseñas a amar y a no tener miedo.
Ayúdame esta semana a caminar contigo,
a decir la verdad y a vivir con alegría ”.


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