NOS SERENAMOS
En un momento de silencio, relájate y olvídate de todo lo demás.
Hazte consciente de tus propios sonidos. Eres tú. Escucha.
Ahora es momento de relajarnos, de respirar profundamente y de abrir nuestro corazón a lo que hoy vamos a escuchar.
Hacemos tres respiraciones profundas....
Dios está aquí.
Empezamos la oración.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo...
ESCUCHAMOS
Había una vez un conejito llamado Mimí, que pensaba que solo podía haber fiesta cuando había globos, música y pastel. Un día, su amiga la tortuga Luna le dijo:
Mimí frunció la nariz.
—¿Sin pastel? ¿Sin regalos?
—¡Sí! —respondió Luna—. Hoy, por ejemplo, es la fiesta de correr por el campo. ¡Mira!
Y se puso a caminar rápido con sus patitas lentas. Mimí se rió, y corrió a su lado. Luego jugaron a saltar charcos, a buscar flores y hasta a construir una casita con ramas.
—¡Esto sí fue divertido! —dijo Mimí.
Al día siguiente, hicieron una fiesta de cuentos debajo de un árbol. Después, una fiesta de dibujos con piedritas de colores.
Y así, día tras día, Mimí descubrió que la verdadera fiesta era estar con sus amigos, reír, compartir y querer mucho.
Desde entonces, Mimí ya no esperaba globos para sonreír. Porque había aprendido que la amistad hace que cada día sea una gran fiesta.
Así que, ya sabéis, cada día puede ser una fiesta si decides disfrutarlo con alegría:
• Puedes celebrar que aprendiste algo nuevo.
• Puedes festejar que estás con tus amigos.
• Incluso puedes bailar por estar vivo y por todo lo bonito que hay a tu alrededor.
REZAMOS
Padre Bueno,
hoy es un día de fiesta,
porque estamos juntos y contentos.
Gracias por el cole,
por las risas, los abrazos
y por todo lo bonito que Tú creaste.
Amén.
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