NOS SERENAMOS
Nos ponemos en manos del Padre. Siéntate en una postura cómoda.
Relájate...
Os invitamos a cerrar los ojos y colocar nuestras manos sobre las piernas. Las piernas deben de estar derechas y los pies colocados en el suelo debajo de la mesa. La espalda recta sobre la silla. Nos mantenemos en calma, cogemos aire por la nariz y lo expulsamos por la boca lentamente. Vamos a sentir paz en nuestro interior para dejarle sitio a Dios…
Cierra los ojos, deja al lado todo lo que te pueda distraer, al compañero, al ruido de fuera…
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
ESCUCHAMOS
Un día Jesús dijo a sus amigos: "Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen." - Juan 10, 27
Hoy Jesús nos dice que Él es nuestro Pastor y nosotros somos sus ovejas. Los pastores quieren y cuidan mucho a sus ovejas. Las conocen muy bien. Y así es cómo nos quiere Jesús a cada uno de nosotros.
En esta frase que he leído antes, Jesús nos pide que escuchemos su voz todos los días, por eso cada mañana empezamos hablándole y rezándole en este ratito de la oración.
Vamos a dar gracias a Jesús:
- "Gracias Jesús por enseñarnos a escuchar con atención. ¡Así podemos entender y ayudar a los demás!"
- "Estamos muy agradecidos por las enseñanzas de Jesús que nos ayudan a escuchar de verdad. ¡Su amor nos guía en el arte de escuchar!"
- "Gracias Jesús por enseñarnos a escuchar con paciencia y cariño. ¡Con tu ayuda, podemos ser mejores amigos y compañeros!
REZAMOS JUNTOS
¡Hola Jesús! Gracias por hablarnos y cuidarnos con tu voz amorosa. Queremos escucharte cada día. Amén.
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