¡Hosana al Hijo de David, bendito el que viene en el nombre del Señor!
Con el Domingo de Ramos comienza la Semana Santa. Durante la Semana de la Pasión del Señor, toda la liturgia sigue la sucesión de los acontecimientos que se desarrollaron en Jerusalén hace más de dos mil años.
Si hemos acompañado a Jesús en su pasión durante toda la cuaresma, ¡no le podemos dejar solo precisamente, ahora, en el momento decisivo de su entrega de amor hasta el extremo!
Parece que resuenan en nuestro corazón las palabras que Jesús dirigió a los Apóstoles en Getsemaní: “No os marchéis, quedaos, aquí, conmigo”.
Realmente su Corazón nos llama a su compañía estos días, a estar muy cerca, tiene verdadera sed de nuestro amor. Precisamente, esta semana, tendremos presente ese deseo ardiente de Jesús: “¡Tengo sed! No os marchéis, quedaos, aquí, conmigo”.
1. ¿Cómo está mi corazón para recibir a Jesús que llega nuevamente en esta Semana Santa?
2. ¿Qué quiero agradecer al Señor en este día? ¿Por quienes quiero ofrecer este momento de
oración?
Acrecienta, Señor, la fe de los que en ti esperamos, y escucha las oraciones de los que a
ti acudimos, para que quienes hoy portamos esta rama en honor de Cristo victorioso, permanezcamos en Él, dando fruto abundante
de buenas obras y nos veamos protegidos de todo peligro.
Por Jesucristo nuestro Señor. AMÉN.
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