NOS SALUDAMOS
Donde hay mayor pureza, allí hay más amor. Así es María, sencilla, humilde y llena del amor de Dios.
“Mi amado para mí y yo para mi amado”
Ct 2,16
María nos muestra que Dios es amor.
Porque María nos enseña a amar a Dios sobre todas las cosas.
Tenemos que ser capaces de descubrir en los que nos rodean sus necesidades, sus problemas, sus tristezas y mirarlos con amor. Y así, seremos verdaderos instrumentos del amor de Dios.
María nos descubre este amor a Dios, un amor desinteresado, fortalecido en la fe, poniendo nuestras vidas en manos de Dios.
Dios es amor.
Él nos amó tanto, que envió a su Hijo Jesús para salvarnos.
Ahora podemos amar a Dios y amar a todos los que nos rodean.
REZAMOS JUNTOS
María,
Madre de Jesús y Madre mía,
en este día, yo, me consagro totalmente a Ti para que tú, dulce Madre, puedas contar siempre conmigo y pueda ayudarte llevando en mí el amor que Dios tiene sobre cada uno de nosotros.
AMÉN
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